Estudio se basan en la conceptualización delincuencia y la criminalidad, así como los factores y efectos asociados a dicho mal social y su impacto en el turismo. La delincuencia y la criminalidad se unen en un concepto el conjunto como fenómeno individual y socio-político, afectante a toda la sociedad, cuya prevención, control y tratamiento requiere de la cooperación de la comunidad al mismo tiempo que un adecuado sistema penal.
Indice
- 1 Conceptos
- 2 ¿Que es la delincuencia?
- 3 Factores de la delincuencia
- 4 Factores incidentes
- 5 Factores Sociales
- 6 Factores Culturales
- 7 Factores Económicos
- 8 Otros Factores
- 9 Factores de riesgos
- 10 Efectos de la delincuencia
- 11 Efectos asociados
- 12 Efectos Sociales
- 13 Efectos Económicos
- 14 Impacto en el desarrollo turístico
- 15 Medidas de prevención
- 16 Referencias:
Conceptos
La característica principal de la delincuencia es ser un fenómeno social, multicausal y multidimensional, que se expresa mediante una conducta que quebranta un orden social o legal determinado. Según Filippo Grispigni (1928), el delito es aquella conducta humana disruptiva, que pone en grave peligro la convivencia y la cooperación de los individuos que constituyen una sociedad, y que está descrita como tal en las normas que constituyen el ordenamiento jurídico de un país.
¿Que es la delincuencia?
La delincuencia es una forma de inadaptación social y al producirse esa anomalía se da un desafío a la misma sociedad y a su normativa de convivencia. Los hechos y condiciones que conducen a la delincuencia son múltiples, de ahí que podemos afirmar que la delincuencia tiene un origen poliforme (Jiménez, 2005, Pág. 215-261).
Por su parte, la criminalidad, la cual tiene una gran vinculación con la psicología, trata de averiguar o de conocer qué es lo que induce a un sujeto a delinquir, qué significado tiene esa conducta para él, por qué la idea de castigo no le atemoriza y le hace renunciar a sus conductas criminales.
La criminalidad se conoce como la calidad o circunstancia que hace que una acción sea criminosa. Como también el número de delitos o crímenes cometidos en un territorio y tiempo determinado.
Por su parte, se unen en un concepto el conjunto de delincuencia y criminalidad como fenómeno individual y socio-político, afectante a toda la sociedad, cuya prevención, control y tratamiento requiere de la cooperación de la comunidad al mismo tiempo que un adecuado sistema penal.
Existe gran variabilidad entre países en las tasas de violencia y crimen general. Los Estados Unidos por ejemplo en el año 1980 reportaban una tasa de delincuencia adolescente de 6,396.6 adolescentes apresados (por cada 100,000), donde la mayoría de jóvenes encarcelados en dicho país son varones. Esta tasa se redujo a 4,857.1 para el 2010 (Office of Juvenil Justice and Delinquency Prevention, 2014).
En América Latina se observa un patrón similar en la prevalencia de delincuencia y crímenes violentos en que la mayoría de los perpetradores, así como los afectados son varones entre los 15 y 29 años de edad (Muggah & Aguirre, 2013).
En el caso específico del Caribe se ve una tasa de asesinato en adolescentes de 22.37 (por 100,000), la cual es muy alta cuando se considera que el promedio mundial es de 10.19. Países como la Rep. Dominicana están también caracterizados por una tasa alta y aun así sub-reportada de violencia hacia las mujeres, especialmente dentro del contexto de parejas íntimas y familias (Muggah & Aguirre, 2013). Evidencia de la República Dominicana de amplia disponibilidad en medios no especializados habla además del enorme problema social que representa el feminicidio y la preocupación que este empieza a causar en la población general (Acevedo, 2012; Florián, 2012; Listín Diario, 2013).
Factores de la delincuencia
Factores incidentes
La delincuencia es una situación asociada a la conducta humana y en el fondo una ruptura de la posibilidad normal de la relación interpersonal. El delincuente no nace, como pretendía Lombroso según sus teorías antropométricas o algunos criminólogos constitucionalistas germanos; el delincuente es un producto del genotipo humano que se ha maleado por una ambientosis familiar y social. Puede considerarse al delincuente más bien que un psicópata un sociópata. Para llegar a esa sociopatía se parte de una inadaptación familiar, escolar o social (Izquierdo, 1999: 45).
La delincuencia es la expresión más peligrosa de conducta anormal para la sociedad, las opiniones respecto a la causa del crimen varían desde el concepto del criminal nato hasta las que radican todas las causas del ambiente. Con frecuencia se afirma la existencia de una relación entre delito y problemas psicológicos, y es aún asunto de discusión; pero la historia delictiva nos muestra que sí existe tal relación, además los disturbios psicológicos son causa y razón de múltiples actitudes antisociales.
Factores Sociales
Winnicott (1971) vinculó la delincuencia con «la falta de vida hogareña», y en función de la problemática familiar, «el menor antisocial… apela a la sociedad en lugar de recurrir a la propia familia o a la escuela, para que le proporcione la estabilidad que necesita, a fin de superar las primeras y muy esenciales etapas de su crecimiento emocional». En este sentido se puede pensar en la importancia de la desestructuración familiar y en la falta de organización de las escuelas como el origen de la delincuencia.
La familia juega un importante papel como factor social primario, ya que desde los primeros años de vida del menor se fijan pautas para la ulterior conducta de éste. La doctrina sostiene que unos de los factores predominantes en la delincuencia juvenil es el flujo negativo de la disolución o ineducación familiar, acompañada de la carencia de comprensión y afecto.
Datos obtenidos de varios reformatorios ingleses hacen una extensa relación sobre las circunstancias sociales, económicas y familiares, con su íntima conexión con la delincuencia (West, 1969). Reid (1979) dijo que «debemos recordar que los menores que odian son los hijos del abandono, éstos han sido crónicamente traumatizados por la reiterada frustración de muchas de sus necesidades básicas». En México, un estudio (Jiménez, 2007: 255) realizado en centros de Prevención y Rehabilitación Social, intentó hacer una tipología desde la Sociología, acentuando el etiquetamiento y exclusión de aquellos jóvenes pertenecientes a ciertos sectores de la sociedad. Así, la génesis de las personalidades delictivas ha de buscarse en las primeras relaciones.
Factores Culturales
Autores han sugerido que normas culturales y familiares impactan la conducta delictiva en el sentido que, si las normas culturales valoran la capacidad de obtener bienes materiales lujosos y otros tipos de símbolos de estatus económico, adolescentes de estratos que no pueden acceder a estos símbolos recurren a la conducta delictiva para obtener dichos objetos (Cloward y Ohlin, 1960, citado en Farrington, 1993; Jacbos et al., 2003; Miller, 1998).
Este modelo implica que las ganancias simbólicas del delito, lejos de ser una reflexión de vanidad y valores por parte del adolescente, corresponden precisamente al cumplimiento con normativas y valores culturales o de la sub cultura en la que vive el adolescente (Jacobs & Wright, 1999).
Factores Económicos
La delincuencia es un fenómeno multifactorial, o sea, que tiene múltiples factores que la originan, causan, motivan e impulsan. Entre estos se puede mencionar el factor de la situación económica, que cada día se torna más agobiante y poco esperanzadora, es decir, no se vislumbra una mejoría; los ingresos son pocos, por lo que las necesidades de sus habitantes resultan insatisfechas.
Según el estudio “Autopercepción de Factores Causales de la Delincuencia en Adolescentes en Conflicto con la Ley penal en la República Dominicana” elaborado por la procuraduría general de la República y la Universidad Iberoamericana (UNIBE). El 63% de los jóvenes encuestados dijo que vivía con sus madres al momento de cometer el delito y apenas un 29% vivía con sus padres. Sólo una minoría de los 243 encuestados afirman que usaban lo robado para satisfacer necesidades básicas o ayudar a sus padres y familiares a cumplir con sus responsabilidades económicas ante sus familias.
Esto pone de manifiesto que las condiciones de pobreza y las precarias condiciones económicas en las que viven muchas madres solteras, impulsa a muchos jóvenes que no han podido desarrollarse profesionalmente a incursionar en a delincuencia para sobrevivir y cumplir así con su responsabilidad financiera, evidenciando esto que la economía es uno de los factores que influye considerablemente en la delincuencia.
Otros Factores
De acuerdo a Donnellan, Trzesniewski y Robins (2005), las investigaciones han encontrado diversos factores tanto sociales, familiares e individuales que se asocian a las conductas delictivas en adolescentes.
Entre los factores individuales que se han identificados se incluyen: impulsividad, afán de protagonismo, consumo de drogas, baja autoestima, falta de destrezas sociales, poco equilibrio emocional, desadaptación y frustración, bajo coeficiente intelectual y pobre capacidad de resolución de conflictos. (Martínez & Sánchez, 2005)
Para Hein, Blanco & Mertz (2004), en cuanto a los factores familiares se han identificado las familias fragmentadas, baja cohesión familiar, padres con enfermedad mental, así como estilos parentales permisivos, ambivalentes y coercitivos.
De acuerdo a Blanco & Mertz (2004), los factores sociales relacionados a la conducta delictiva son: la pobreza y medio económico, fácil acceso a drogas, falta de oportunidades de empleo, salud y educación, falta de espacios para la cultura y el deporte, la impunidad con que se manejan los actos delictivos, poco apoyo comunitario, estigmatización y exclusión. Factores relacionados con grupos de pares incluyen la pertenencia a grupos de pares involucrados en conductas de riesgo como son la pertenencia a bandas o pandillas y el consumo de drogas (Muggah & Aguirre, 2013).
Lillo Pedreño, en el libro “Factores de Riesgo de la Conducta Delictiva” cita que como consecuencia de la incidencia de estos factores en los jóvenes se encuentran los siguientes hábitos y comportamientos: problema de empatía, incapacidad para conseguir metas normalizadas, sistema de valores distintos a los normalizados, adquisición de patrones de conductas negativas, la calle la ven como espacio de libertad y no tienen decisiones claras para su futuro.
Mientras que, por su parte, Wilfredo Mora, editor del periódico Hoy, en su artículo publicado en septiembre del 2007 manifestó que “la criminalidad se mantiene viva por la desigualdad social, la discriminación del poderoso frente al desposeído, la actitud del Estado frente al ciudadano, y como resultado de ello existe la marginalidad social, que es un tema sempiterno y de todas las sociedades”. Cuando se asocia la interrelación entre economía y criminalidad, se comprende el por qué ella es un fenómeno urbano, y por qué se hace más cruel y más física en su expresión, y el delincuente se torna habitual.
Según Luis Almagro, secretario general de la OEA (2017), la delincuencia organizada es responsable de un 30% del total de los homicidios de América Latina y del Caribe. Almagro expresa que la delincuencia organizada hay que verla desde un enfoque integral y supone la modernización de los sistemas policiales y de justicia con la plena y efectiva coordinación transfronteriza.
De Acuerdo a lo expresado por David, P. (2013), las mayorías de los estudios descriptivos de la carrera delictiva señalan una serie de factores individuales y biográficos que caracterizan al delincuente y que llevan a la conclusión de que el delincuente es una persona con un gran conjunto de deficiencias, y una de ellas es que comete delitos. Entre tales factores podemos citar, sin ánimo exhaustivo, los siguientes:
- Impulsivo.
- Con afán de protagonismo.
- Fracaso escolar.
- Consumidor de drogas.
- Baja autoestima.
- Familia desestructurada.
- Clase baja.
- Falto de afectividad.
- Agresivo.
- Sin habilidades sociales.
- Poco equilibrio emocional.
- Inadaptado.
- Frustrado.
Factores de riesgos
Se han identificado factores de riesgo a la conducta problemática adolescente y jóvenes, y factores de protección. Los factores de riesgo se asocian a actividades o características que incrementan la probabilidad de experimentar conductas problemáticas (ej. delincuencia, consumo de drogas y sexualidad precoz), mientras que los factores protectores miden las características individuales y se postula que estos protegen al individuo de la conducta problemática (Catalano, & Baglioni, 2002). Estos factores, aunque conceptualmente parezcan opuestos no son ortogonales y se contempla que una persona puede tener altos niveles de riesgo y protección a la vez.
El concepto de factores de riesgo permite además establecer un orden temporal, estableciendo a los factores de riesgo como antecedentes a las conductas problemáticas correlacionadas (correlates) como son el abuso de sustancias y la delincuencia (Loeber, 1990). Esto es una ventaja significativa a modelos anteriores de carácter intencional o biologicista, ya que permite exploraciones de causalidad, la cual no puede ser directamente estudiada en calidad de variable independiente en el caso de la violencia.
Los factores de riesgo más comunes son: bajas expectativas para el éxito, baja autoestima, desesperanza, amigos que modelan conductas problemáticas, orientación hacia los amigos y pobre rendimiento escolar, así como un pobre apego con los padres (Thornberry, et al., 1995).
Efectos de la delincuencia
Efectos asociados
Independiente de la región del mundo en que ocurre la delincuencia adolescente, es de saberse que la misma tiene un impacto negativo desde el punto de vista de estructuras familiares, las cuales se ven desarticuladas por el egreso de varones jóvenes del entorno familiar. Igualmente, el egreso de la sociedad de la población joven en su etapa de mayor productividad económica impacta negativamente el mercado de trabajo y la productividad económica de un país (Muggah & Aguirre, 2013).
Efectos Sociales
Desintegración familiar: Para Thornberry, et al., (1995), una de las consecuencias más nocivas de la actividad delictiva es la desintegración familiar, debido a que las conductas criminales crean trastornos en el hogar. Esto genera conflictos permanentes en el seno de la familia, que pueden terminar en divorcios y en el desarraigo de los hijos.
La desintegración familiar a su vez crea un círculo vicioso, porque los hijos se forman sin hogar para su orientación y sostenimiento económico. En la calle son presa fácil de la delincuencia juvenil.
Muertes prematuras o violentas: “Los delincuentes están más expuestos que cualquier otra persona a la muerte violenta, debido justamente a las actividades peligrosas en las que están involucrados. Algunas veces mueren en enfrentamientos armados con los agentes de la ley o con otras pandillas de delincuentes” (Muggah & Aguirre, 2013).
Además, de acuerdo ONU (2019), el número de personas muertas por la delincuencia y la violencia supera con creces al de las víctimas fatales de las guerras y los conflictos, reveló un nuevo estudio de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, que busca ayudar a elaborar estrategias que prevengan esos asesinatos. De acuerdo con el estudio las regiones más peligrosas fue Centroamérica.
La delincuencia es resultado de la suma de diversos factores de riesgo sumado al cultivo de antivalores. En consecuencia, la vida del delincuente suele ser más corta que la de las demás personas.
En tal sentido, en su discurso ante la Asamblea de las Naciones Unidas (ONU, 2018), el presidente de la República Dominicana Lic. Danilo Medina expresó que el cambio climático, el narcotráfico, la delincuencia y el crimen organizado se han convertidos en los principales retos que enfrenta la humanidad, ya que las consecuencias de estos males son miles de familias destrozadas por la pérdida humanas y materiales, y daños colaterales sobre todos los aspectos del desarrollo humano debido a que esos factores amenazan la estabilidad y la seguridad mundial.
Efectos Económicos
La actividad delictiva genera cuantiosas pérdidas económicas a la sociedad. Ya sea por la comisión de delitos comunes como atracos y hurtos a personas, o cuando los delitos son cometidos contra el Estado por parte de funcionarios públicos.
La corrupción administrativa contra el Estado es una forma de criminalidad que se observa a escala mundial, en casi todo el planeta. Las pérdidas para la sociedad son multimillonarias. Por ejemplo, debido a la corrupción es posible que no quede dinero necesario para realizar programas sociales u obras de infraestructura, entre otras acciones de beneficio colectivo.
De acuerdo al Artiles, L. (2009),la República Dominicana no es una excepción en el hemisferio latinoamericano y caribeño en lo que respecta al tema de la seguridad ciudadana como consecuencia de la delincuencia y la criminalidad, considerada por muchos como un tema cuya agenda está todavía inconclusa. Este parece ser un síntoma generalizado en la región, en la medida en que los procesos de consolidación relativa de la democracia en América Latina y el Caribe están todavía acompañados por la persistencia de la desigualdad y por el fenómeno de incremento de la criminalidad y la violencia. La delincuencia y la criminalidad acaban perjudicando el potencial de desarrollo económico y social de los países de la región.
Además, para Artiles, L. (2009), a delincuencia y la criminalidad deterioran el clima de inversión, imprescindible para impulsar el desarrollo, destruyen el capital social imprescindible para que una sociedad funcione de forma más cohesionada y respetuosa, e incluso llega a propiciar un capital social perverso de impunidad y comportamientos mafiosos.
Además, profundiza la brecha social por cuanto afecta más y peor a los más pobres y a los más vulnerables y desprotegidos, sean niños, jóvenes, mujeres o ancianos.
Impacto en el desarrollo turístico
Hiernaux (2010) define al turismo como un “proceso societario” sensible a las condiciones de contexto en el cual tiene lugar, y en tal sentido, como corresponde a todo proceso, susceptible de “modificarse, trasladarse o aún desaparece”. Entre las causas determinantes de la volatilidad de la actividad turística, destaca la inseguridad.
La preocupación por la delincuencia y la inseguridad, influye directamente en el comportamiento, la elección de destino, y el grado de satisfacción del turista (Edgell 1990; Goodrich 1991; Richter y Waugh 1986; Tilson y Pilas de 1997, citado por Barker, 2002). La recurrencia de hechos delictivos en un destino turístico, produce alarma en el visitante potencial, quien podrá cancelar, posponer, o elegir destinos alternativos que impliquen menos riesgo.
De acurdo a lo expuesto por Carrión (2011), con frecuencia, el potencial visitante se enfrenta a la tarea de conciliar la imagen negativa a la que contribuye la difusión periodística y televisiva de hechos de violencia en un destino turístico, con el marketing publicitario que al mismo tiempo promueven los sectores que se benefician con estas actividades en los mismos destinos.
Si bien la actividad turística no debe considerarse en sí, una práctica económica (Hiernaux, 2010), sino una actividad inductora de desarrollo económico, su disminución tiene un impacto sustantivo en la localidad receptora de visitantes. Ello es así, si se considera que se reducen los viajes, como así también, la demanda de alojamiento en hoteles y pensiones, situación que impacta en los ingresos de las empresas vinculadas a la oferta de servicios turísticos, las cuales despiden a parte significativa de su personal, provocando desempleo y recesión económica.
De las consideraciones precedentes, Fernando Carrión concluye que una buena política económica es una buena política de seguridad y viceversa, “una buena política de seguridad es una excelente política económica” (Carrión, 2011). Actualmente la seguridad, es uno de los indicadores de calidad que todo destino turístico debe ofrecer para ser competitivo en un mercado global. Sin embargo, es importante destacar que la proximidad entre turismo y violencia está muy lejos de ser unívoca.
Medidas de prevención
“En la mayoría de legislaciones, es el Estado quien tiene los medios necesarios para evitar la comisión de cualquier tipo de delito o falta” (Plan Estratégico Institucional, MIP. 2014-2017, pg. 66). El principal medio del que dispone son las fuerzas policiales, que haciéndose valer de la autoridad que poseen actúan allí donde sea necesario para proteger al ciudadano de cualquier amenaza, ya sea de oficio o mediante denuncia de un particular. Este tipo de actuaciones se basa en la existencia de una legislación que establezca un marco normativo en el que el Estado puede limitar las acciones del ciudadano, y que establezca el límite de estas acciones para proteger al propio ciudadano de los abusos del sistema.
En ese mismo orden de acuerdo al Plan Estratégico Institucional, del Ministerio de Interior y Policía (2014-2017), en las Américas, y en especial en América Latina y el Caribe, los altos niveles de criminalidad acompañada por violencia contra las personas, genera también alarmas para la gobernabilidad democrática y la vigencia del Estado de Derecho, lo que se traduce en los bajos índices de confianza que la población manifiesta tener hacia el gobierno, el parlamento, la seguridad, la policía y el sistema judicial.
Los Estados deben encontrar respuestas a los problemas derivados de la delincuencia y la criminalidad en el marco de las herramientas previstas en los instrumentos internacionales de derechos humanos y la vigencia del Estado de Derecho como pilares básicos para la superación de la pobreza y el pleno respeto a los derechos humanos y la dignidad de las personas”.
De acuerdo a Artiles, L. (2009), en países como la República Dominicana la delincuencia y la criminalidad la constituyen un síntoma de ingobernabilidad, donde el círculo vicioso de pobreza, corrupción, déficit en el desarrollo e inequidad en la distribución de ingresos y oportunidades genera una serie de consecuencias que son el producto natural de la situación descrita.
Mientas para Luis Almagro, secretario general de la OEA (2017), los altos niveles de delincuencia que se observan en América Latina y el Caribe, y que generan violencia están relacionados con el estado de pobreza, vulnerabilidad, exclusión social, el desempleo, la falta de educación ciudadana, el narcotráfico y la falta de un sistema de prevención del delito, de aplicación de la ley, supervisión y sanción a los que la infringen.
En ese orden, el Dr. Carlos Ogando, Máster en Gestión y Análisis de Políticas Públicas, en su artículo publicado en abril del 2017, en el portal almomento.net, manifestó que para disminuir la inseguridad ciudadana que causado por la delincuencia y la criminalidad, la República Dominicana deberá desarrollar políticas públicas de creación de empleos, ampliar los programas de seguridad social, controlar los vehículos que andan sin placas, especialmente los motores; aumentar el sistema de cámara de seguridad, combatir el micro tráfico de drogas y aplicar la nueva ley 63-17 de tránsito y seguridad vial.
De acuerdo a Artiles, L. (2009), a través de los decretos No.263-05, del 29 de abril de 2005 y con el 315-06 del 2006 el Estado Dominicano dispuso la creación del Plan de Seguridad Democrática y el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, a los fines de frenar el fenómeno de la delincuencia y la criminalidad, estos integrado por el Secretario de Estado de Interior y Policía, que lo coordinaría; el Secretario de las Fuerzas Armadas, el Procurador General de la República, el Jefe de la Policía Nacional, el Director Nacional de Investigaciones, el Director Nacional de Control de Drogas, el Presidente del Consejo Nacional de Drogas y el Asesor del poder Ejecutivo para Programas de Lucha contra Narcotráfico.
Así mismo, se dispuso el decreto No. 308-06, con el que se dispone la prohibición de expendio de bebidas alcohólicas en colmados, discotecas, bares casinos y centros de diversión, a partir de las doce (12:00) de la noche, durante los días de domingos a jueves; y a partir de las dos de la madrugada (2:00 a.m.) los días sábado y domingo.
Mediante el decreto, No. 309-06, dispuso la prohibición de importación de armas de fuego, partes y sus respectivas municiones para el comercio con particulares. Además, el decreto 310-06 dispuso el patrullaje en horario nocturno en todo el territorio nacional a cargo de patrullas integradas por miembros de los diversos cuerpos armados y de la policía nacional. El decreto 314-06 autorizó a la Policía Nacional a la integración de la Policía Auxiliar, mediante la incorporación de jóvenes bachilleres y a nivel universitario para laborar en el área administrativa y en tareas preventivas en lugares de bajo riesgo, así como en los barrios y localidades donde residan. Finalmente, con el decreto No.317-06 se dispuso que la Policía Nacional retirara los policías asignados al servicio de seguridad de instituciones públicas, funcionarios y dignatarios y los destinara al patrullaje preventivo.
El ministerio de Interior y Policía sería el actor institucional por excelencia para viabilizar dichas medidas, en coordinación con otras instituciones o agencias a las cuales les correspondiese alguna parte del plan. En este tenor, el Plan de Seguridad Democrática es propuesto para trabajar en las siguientes seis áreas maestras:
- El desarrollo de una eficaz policía preventiva;
- Una profunda reforma académica para formar mejores policías;
- El desarrollo e implementación de un sistema de investigación criminal adecuado a las realidades de la democracia dominicana, incluyendo el establecimiento de un Instituto Forense que cuente con laboratorios adecuados;
- El acercamiento de la Policía Nacional a la sociedad a través de una Policía Comunitaria;
- Diseño y organización gerencial para su eficiencia en la administración y el equipamiento para que cada área pueda cumplir adecuadamente sus funciones;
- El desarrollo de un programa efectivo de asuntos interno para el control dentro de la Policía Nacional para reducir sistemáticamente la corrupción y profesionalizarla con tecnología para la inteligencia delictiva y así crear una institución que responda a los intereses de los ciudadanos.
Por otra parte, en el año 2007 se lanza el Plan Piloto Barrios Seguros, junto con los decretos y programas antes emitidos, el Estado buscaba diseñar políticas públicas para tratar el fenómeno de la criminalidad y la situación de la delincuencia en los barrios, que no sólo es un problema importante, sino más bien urgente, a juzgar por el clamor de la opinión pública, el cual actualmente a pesar de los esfuerzos de las autoridades, sigue causando serios estragos en la ciudadanía dominica.
En cuanto a lo que respeta a la seguridad y pretensión turística, mediante el Decreto 1301-00 del año 2000, se crea la POLITUR, para laborar en coordinación con la Secretaría de Turismo, Fuerzas Armadas y Policía Nacional en la seguridad y protección de las zonas turísticas. En año 2013, de acuerdo a la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas 139-13, la Politur pasa a ser el Cuerpo Especializado de Seguridad Turística (CESTUR), el cual queda establecido bajo la dependencia directa del Ministerio de Defensa por la naturaleza estratégica que representa el turismo para el desarrollo de la Nación. Con el objetivo Velar que se cumplan las leyes y reglamentos que regulan el sector turístico, a través de la implementación de los planes y programas de prevención y protección en las zonas turísticas y así poder garantizar el desarrollo sostenible del sector y el Estado Dominicano.
Finalmente, otra medida que se tomó, de acuerdo al viceministro de Turismo, Julio Almonte, fue el patrullaje por parte de la CETUR y la Policía Nacional, de las principales calles de la ciudad de Puerto Plata, los días de llegada de cruceros al puerto AMBER COVE. Dicha medida se puso en marcha desde octubre del año 2015, fecha en que se inauguró la terminal turística con la llegada del primer crucero.
Referencias:
Artiles, L. (2009). Seguridad Ciudadana en la República Dominicana: Desafíos y Propuestas de Política. Secretaría de Estado de Economía, Planificación y Desarrollo.
Ogando, C. (2017). Delincuencia: problemas, prevención y soluciones. recuperado de almomento.net el 10/11/2019.
Luis Almagro (OEA 2017). Delincuencia en América Latina y el Caribe. recuperado de almomento.net el 10/11/2019.
Carrión, F. (2011) “Hacia una nueva comprensión de la violencia y la inseguridad” en Ciudades Seguras. México: Universidad autónoma de Morelos, pp.17-39.
Hiernaux-Nicolás D. (2010) ¿Cómo definir el turismo? Un repaso disciplinario, Aportes y transferencias. Recuperado el 15/7/2019 de www.nulan.mdp.edu.ar/258/1/Apo2002a6v2pp11-27.pdf
Muggah, R., & Aguirre, K. (2013). Evaluación sobre la violencia juvenil en América Latina. US: Igarapé Institute.
Thornberry, T.P., Huizinga, D., & Loeber, R. (1995). La prevención de la delincuencia y violencia. Thousand Oaks,CA: Sage Publications.
Carrión, F. (2011) “Hacia una nueva comprensión de la violencia y la inseguridad” en Ciudades Seguras. México: Universidad autónoma de Morelos, pp.17-39.